El Costo de Oportunidad de los Emprendedores- Únicos Visionarios

¿Qué es el costo de oportunidad? Ni más ni menos que aquello a lo que estás renunciando cuando haces algo.
Cada vez que tomas la decisión de hacer alguna cosa, estás renunciando a la posibilidad de hacer muchísimas otras en su lugar. La «mejor» de esas cosas a las que has renunciado es tu costo de oportunidad.



COSTO DE OPORTUNIDAD MONETARIO
Si decimos que sí a un empleo, estaremos diciendo que NO a nuestro propio negocio. Y un negocio puede generar un nivel de ingresos muy superior a un sueldo. Evidentemente también supone más riesgo, pero tiene un coste de oportunidad potencial mucho más alto.

COSTO DE OPORTUNIDAD PERSONAL
El costo de oportunidad de estar trabajando más horas de la cuenta cuando tienes tu propio negocio es estar con tu familia.

Debemos siempre separar el coste de oportunidad personal del profesional.

Ligado al costo de oportunidad, hay una teoría muy simple pero muy cierta que deberíamos conocer. La regla del 80/20.

LA REGLA DEL 80/20
Había una vez un buen hombre llamado Vilfredo Pareto. Estaba él sentado en su huerto y se fijó en que el 20% de las vainas de guisantes producían el 80% de la cosecha del año siguiente. Y que el otro 80% generaban solo un 20%.
Esto hubiera quedado como una curiosidad si no fuera porque este señor, aparte de tener un huerto, también era un economista de renombre. Y como tal, creó lo que mundialmente se llama «el principio de Pareto», algo que ahora enseñan en todas las carreras de economía o empresariales.

Así pues, el principio de Pareto dice que el 80% de los resultados (output) vendrán del 20% del esfuerzo (input).
¿Y esto cómo lo trasladamos al mundillo de los emprendedores? Pues haciéndoles saber que el 80% de sus ingresos saldrá del 20% de su esfuerzo.


Por ejemplo: en ocasiones, el 20% de tus clientes te dará el 80% de tu facturación. En ocasiones, el 20% de tus productos serán el 80% de tus ventas. En ocasiones, el 20% de tus acciones comerciales cerrarán el 80% de los clientes.
Evidentemente, esto no es exacto. A veces será un 85% - 15%, a veces un 70%-30%. Eso da igual. Pero es cierto que suele haber un factor aproximado de 1/4 parte ante 3/4. Especialmente a medida que las empresas o negocios llegan a ciertas dimensiones. Cuanto más grandes son, más se cumple este principio. Pura estadística.

Así pues, regresemos a nuestro costo de oportunidad y a nuestro negocio. Lo que debemos hacer, sin duda alguna, es identificar rápidamente el 20% de esfuerzo que nos da el 80% de resultados y centrarnos en él. Y al resto… debemos decir que NO. Por ejemplo, si nos damos cuenta de que el 20% de nuestros clientes nos proporciona el 80% de nuestra facturación, centrémonos en ellos y dejemos el otro 80% de clientes. Los podemos vender (dependiendo del negocio) o podemos renunciar a ellos, pero lo que está claro es que tenemos que decir que no. ¿Por qué?
Una vez más: ¡por el costo de oportunidad! Si renunciamos a esos, liberaremos un 80% de «espacio» en la cartera de clientes para llenar con clientes de los buenos.
Y lo mismo con nuestro esfuerzo: si nos damos cuenta que el 20% de nuestro contenido nos consigue el 80% de nuestras visitas, centrémonos en ese tipo de contenido. Si nos damos cuenta que el 20% de nuestra publicidad nos consigue el 80% de nuestras ventas, centrémonos en esa publicidad.

Si nos damos cuenta que el 20% de nuestros productos nos consiguen el 80% de nuestra facturación, centrémonos en ese tipo de productos.
Pero para hacer eso… Una vez más… ¡Debemos decir no! Debemos decir no al 80% de clientes, al 80% de contenido o al 80% de esfuerzo, para poder decir SÍ al 20% «bueno».

Imaginad si el 100% de nuestros esfuerzos dieran como fruto tanto como ese 20% óptimo. Los resultados se dispararían al 400%. Así pues, antes de decir que sí, calculemos nuestro coste de oportunidad, porque veremos que en la mayoría de ocasiones, decir NO es la mejor forma de ganar dinero.

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