Plan B: cuando la vida nos obliga a cambiar - Únicos Visionarios

Si un proyecto laboral, sentimental o incluso existencial fracasa, existe el riesgo de quedarnos paralizados o de que caigamos en las redes de la autocompasión. Para evitarlo, dentro de nuestra planificación conviene contemplar otras salidas y posibilidades a cada situación. Dicho de otro modo: un plan B que nos permita seguir avanzando aunque estemos obligados a variar nuestro rumbo.




Decía el dramaturgo Tom Stoppard que «toda salida es una entrada a otra parte», por lo que a menudo tras una crisis descubrimos que la alternativa que nos
hemos visto obligados a tomar es mejor que el punto de partida. Algunos ejemplos:

• Un despido laboral puede promover un cambio de orientación profesional más satisfactorio o incluso una vía hacia el propio negocio.

• Una ruptura sentimental nos obliga a replantearnos qué persona necesitamos como compañero de vida.

• Una enfermedad superada favorece un cambio de hábitos para vivir con más energía, optimismo y vitalidad.

• Una discusión aporta un nuevo enfoque sobre cómo nos relacionamos con los demás.

• Una ruina económica nos enseña un modo diferente y sostenible de llevar nuestras finanzas.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas. Se equivoca aquel que por temor a equivocarse no actúa. Anonimo

Al final, lo importante no es tanto mantenernos fieles al plan inicial, sino movernos, evolucionar, ganar sabiduría y experiencia, dos divisas que nunca pierden valor.


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